Desde lo alto se divisan valles, que parecen cortados en rectángulos y pintados con verdes de distintas tonalidades. Algunos bosques autóctonos, como el que podemos ver desde el alto de A Guía de Piñeiro, se antojan lugares ideales para el descanso.
La sierra do Suido forma un límite natural, entre las provincias de Ourense y Pontevedra. Abarca parte de los municipios de Avión y Beariz en Ourense y los de A Lama, Fornelos de Montes y Covelo en Pontevedra. Las chairas o altas planicies hacen difícil su precisión jurisdiccional de los límites provinciales, por eso desde antiguo ya fue zona de litigio entre los Condes de Rivadavia y los de Soutomaior, señores de zona. Algunos tramos de la vereda de Santo Domingo se toman como la divisoria provincial actual.
Su extensión ocupa casi doscientos quilómetros cuadrados. Forma parte de un cordón montañoso que divide en dos la región gallega, al este queda el Miño; por el sur se abre a el Val de Mondariz, el Monte Pedroso y el Faro de Avión; al Norte continua por los altos del Paraño con la Serra do Testeiro.
La altitud media está alrededor de los 800 metros, aún que hay muchos cotos que sobrepasan los novecientos metros y algunas cimas los mil.
La ganadería en extensivo y el lobo.
En este lugar se puede encontrar aún la presencia de un depredador mítico en todos los pueblos de estos valles: el lobo. En las Chans do Suido se conserva aún un vestigio de la abundancia de este animal en forma de trampa dedicada a su captura y eliminación. También encontramos las construcciones denominadas “chozos” consistentes en recinto cerrado en piedra donde se guardaban las vacas con sus becerros que en aquellos tiempos pastaban en el monte. Este recinto circular incluía en su interior una construcción primitiva para resguardarse los pastores encargados o pagados para vigilar las vacas pertenecientes a propietarios de diversas parroquias y también de zonas mas alejadas (se hacía una trashumancia del ganado y existían derechos históricos de pastoreo en todas esas chans).
En los “Foxos do Lobo”, construcciones destinadas a la eliminación del depredador, dos muros formando una uve comenzando en una boca angosta, aumentan en altura y se van estrechando hasta desembocar en una fosa profunda (3 – 4 metros). Los ganaderos, en batidas y haciendo ruidos, dirigían a los lobos hacia a ese canal alto y de piedra, hasta que llegaban a ese foso final donde se veían obligados a precipitarse empujados por las pedradas y las largas “forquillas” de madera que portaban los batidores. Una vez dentro do foso y sin posibilidades de salir, acababan apedreados o atravesados por las horquillas. Existen trampas idénticas en el Parque Nacional de Serra Xerés que fueron recuperadas y forman parte de las rutas turísticas de la parte portuguesa.
En la actualidad, la abundancia de ganado vacuno en extensivo provoca una persecución similar si bien con métodos menos selectivos.
Algunos defienden que topónimos como el Pena Forcada (Peña del Ahorcado) nos muestran ancestrales costumbres en lo referente al trato dado a los ladrones de ganado por estos territorios.
Como hemos indicado las construcciones denominadas “chozos” consisten en recintos cerrados en piedra donde se guardaban las vacas con sus becerros que en aquellos tiempos pastaban en el monte y que incluía en su interior una o varias construcciones primitivas.